Cómo prevenir incendios forestales usando medidas mitigadoras del cambio climático
Los grandes incendios forestales atizan cada verano a nuestro país. Y lo hacen con una intensidad cada vez mayor. En 2017, por ejemplo, vimos por primera vez en Europa (Portugal) un incendio que quemaba 5 000 hectáreas en tan solo una hora (lo normal era que lo hiciera en varios días) y dejaba un desolador paisaje, con 64 fallecidos.
Asimismo, son cada vez más frecuentes los incendios en invierno; la estación de incendios ya no queda restringida al verano. Y es que el problema del fuego ha sido agravado por el cambio climático en el que estamos inmersos. Para bien o para mal, ambos problemas tienen la misma raíz por lo que se pueden tratar, por lo menos parcialmente, a la vez.
Efectos del consumo de combustibles fósiles
El consumo indiscriminado de combustibles fósiles ha aumentado las concentraciones de gases con efecto invernadero hasta el punto en que las temperaturas han aumentado alrededor de 1ºC en el último siglo. Se prevé que lo sigan haciendo entre 2 y 4ºC a lo largo de este siglo. Los combustibles fósiles han sustituido a los combustibles tradicionales, la leña y el carbón.
Esta transición energética, junto con la falta de incentivos para la vida en zonas rurales, ha desembocado en un aumento de la zona forestal abandonada. La naturaleza no nos necesita y es capaz de restablecer su propio funcionamiento. Nosotros, en cambio, sí necesitamos a la naturaleza y requerimos de ciertas condiciones para poder vivir con seguridad en nuestro territorio.
La prevención contra incendios y su coste
Una de las lecciones más importantes que hemos aprendido en los últimos 50 años de investigación y práctica forestal ha sido que las infraestructuras de prevención suelen tener un éxito escaso, a no ser que se implementen sobre una gran área.
Primero desarrollamos infraestructuras lineales, tales como franjas cortafuego, y vimos cómo los grandes incendios son capaces de saltárselas. Luego desarrollamos tratamientos de reducción de la vegetación en áreas más grandes. Nos focalizamos en puntos estratégicos donde el incendio podría abrir nuevos frentes,pero vimos que tenían escasa eficiencia.
El fuego es de naturaleza estocástica. Esto es, no podemos predecir dónde ocurrirá el próximo incendio. Además, anualmente el fuego “solo” quema el 0,3 % del territorio. Esto hace poco probable que el incendio se cruce con las escasas acciones puntuales de prevención que se hacen en nuestro país.
Como primera aproximación, se estima que si queremos reducir el área quemada un 1 %, debemos tratar de forma preventiva el 3 % del territorio. Por tanto, si queremos reducir el área quemada a gran escala, debemos tratar una gran parte del territorio.
La prevención de incendios, al igual que la extinción, requiere grandes inversiones a fondo perdido. Por eso proponemos otra solución, como es aprovechar algunas de las medidas necesarias para la lucha contra el cambio climático.
Medidas para mitigar el cambio climático
Ahora mismo, como sociedad, nos estamos replanteando qué tipo de modelo económico queremos seguir para frenar el cambio climático. Aquí proponemos que este modelo económico pase por una reconciliación con nuestro territorio y un uso racional de sus recursos.
Así, para disminuir las emisiones de gases con efecto invernadero proponemos una serie de medidas, algunas de las cuales provienen del último informe sobre cambio climático de las Naciones Unidas (IPCC), que nos permitirán restablecer un régimen de incendios sostenible.
Estas medidas incluyen, entre otras:
- Obtención de bioenergía de los bosques. Por ejemplo, a través de la bioenergía con captura y almacenamiento de CO₂ (BECAC). Este método consiste en implantar estaciones de biomasa para la obtención de energía que, además, retienen las emisiones. Es una tecnología que contribuye a la mitigación del cambio climático.
Aumentar el uso de la madera. Tenemos un gran potencial, actualmente infrautilizado, de bosques que pueden servir para fines tan variados como construcción, fabricación de muebles e, incluso, para fabricación de camisetas. La sustitución de los materiales tradicionales por madera revierte en una disminución de las emisiones.
Fomentar la agricultura y ganadería extensiva. Estas contribuyen menos a las emisiones de gases con efecto invernadero que las intensivas.
Para el desarrollo a gran escala de estas medidas será necesaria la gestión de una gran parte del territorio. Esto conllevará la creación de un mosaico de paisajes, de variaciones espaciales en el uso que le damos a la tierra. Esta es la forma más efectiva de disminuir la probabilidad de un gran incendio.
Huelga decir que esta explotación de los recursos puede y debe ser compatible con la conservación de la biodiversidad, la regulación hídrica, el uso recreativo del bosque y las demás funciones de este.
Como sociedad, necesitamos recursos naturales: podemos aprovechar los de nuestro país, donde podremos regular la gestión para fomentar la conservación a la par que disminuir los grandes incendios.
La alternativa es importar recursos de otros países. Pero, sobre todo si son de economías emergentes, pueden tener regulaciones ambientales más laxas y, por tanto, repercutir negativamente en la biodiversidad a nivel global. Una opción que tampoco ayuda en el problema de los incendios forestales.
Víctor Resco de Dios, Profesor de Incendios Forestales y Cambio Global, Universitat de Lleida y Matthias Boer, Associate Professor, Hawkesbury Institute for the Environment, Western Sydney University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.